El sábado 10 de julio falleció en Rancagua a los 61 años el destacado cantor a lo divino y a lo humano y representante de la piedad popular musical, Francisco Astorga, causando mucho pesar en la región y en la diócesis. Francisco nació el 21 de enero de 1960 en Romeral de Pilay, comuna de Mostazal, hijo de Bernabé y María y hermano de Cecilia, también destacada artista popular. En su vida mostró su gran calidad como folklorista, académico y cantor. Intérprete virtuoso del guitarrón chileno, la guitarra traspuesta y el rabel, que rescató del olvido. Fue un maestro y formador de nuevas generaciones de cantores, a través de numerosos cursos y talleres para niños, jóvenes y adultos. Cultivó el canto a lo poeta, la cuarteta, la décima y la paya. Se tituló como profesor de Educación Musical y ejerció como docente en Rancagua College y en la Universidad UMCE de Santiago, que decretó duelo interno por tres días. En abril de 1987 presentó su canto ante el Papa Juan Pablo II en el encuentro con la cultura en la ciudad de La Serena. Llevó también el nombre de Chile con su canto a numerosos países, como España (1992), Argentina (1992), Bolivia (1995), Brasil (1998), Italia (2000), Israel (2000), Ecuador (2001) y Puerto Rico (2001). Un hecho notorio fue haber representado a Chile como cantor en la Cumbre de Presidentes en Santa Cruz de la Sierra. En nuestro país lideró encuentros de cantores en la basílica de Lourdes, el templo de Maipú, el santuario de san Alberto Hurtado y en numerosos lugares de Chile, incluyendo el prestigioso Encuentro Anual de Cantores en Codegua, a partir de 1993, como también en Casablanca, Portezuelo, Los Marcos (celebración de la Cruz de Mayo), El Rincón y un viacrucis en el campamento minero de Sewell. Fue autor de numerosas publicaciones, entre otras: “Veinticinco poetas populares de la Sexta Región” (1994) y “Renacer del guitarrón chileno” (1996), así como también autor de numerosas grabaciones de discos compactos de música popular, entre ellos la “Misa en décimas a lo divino” (2007) y la “Cantata a la Diócesis de Rancagua” (2012).
En 2016 fue merecedor del Premio Oreste Plath, de la Asociación Chilena de la Lengua, el segundo premiado después de Margot Loyola. Fue muy elogiada su participación en el inicio del Te Deum Ecuménico durante varios años en la catedral de Santiago para las fiestas del 18 de septiembre. Presidió durante muchos años las Asociación Nacional de Cantores a lo Divino.
Sin duda que dejó un gran legado cultural, además del testimonio de la práctica y traspaso de sus conocimientos y de muchos valores humanos y cristianos, incluyendo su compromiso social y político por la recuperación de la democracia. En su compromiso cristiano y como hombre de fe, se destacó como agente pastoral en las parroquias Nuestra Señora del Carmen de Rancagua y Codegua. Entre 2009 y 2011 se desempeñó como delegado laico ante el segundo sínodo diocesano, representando al decanato de Purísima.
Es muy decidor que los obispos chilenos hayan expresado su pesar y condolencias a su familia, señalando que “la pasión de Francisco por el canto a lo humano y a lo divino traspasó nuestras fronteras. Junto a tantas familias que han promovido esta preciosa tradición de la piedad popular fundaron la Asociación Nacional de Cantores a lo Divino que, entre otras labores, siempre ha procurado transmitir a las generaciones actuales y venideras esta vocación poética, artística, espiritual, que forma parte del tesoro de la piedad popular chilena. La presencia del guitarrón de Francisco en cada Te Deum Ecuménico de Fiestas Patrias resonará por siempre en nuestra memoria histórica. Lo recordamos en nuestras asambleas eclesiales y en tanta instancia de comunión pastoral donde aportó su lucidez y reflexión”.
Asimismo, la Asociación de Cantores manifestó que Francisco “deja un importante legado en nuestra organización, siendo uno de los pilares de su fundación y presidente por largos periodos. Francisco Astorga deja un enorme vacío en toda la cultura chilena y por sobre todo en nuestro canto a lo divino que será difícil de llenar”.
Esta revista diocesana se une al sentimiento de su esposa e hijos, su comunidad parroquial, sus colegas cantores y el de todos quienes lo conocimos y compartimos con él. Queda el recuerdo de su persona, su testimonio de fe, su valía artística, su calidad profesional y académica y sus virtudes y talentos puestos al servicio de la Iglesia y del arte.
Pbro. Hugo Yáñez Canales