Motivación para el Mes de María

Miércoles 30 de Octubre del 2024
Mensaje de monseñor Guillermo Vera.

Hermanos y hermanas: 

En estos días daremos inicio al Mes de María, un tiempo de oración y gracia muy querido por nosotros en Chile. En nuestras casas, iglesias y capillas ya comenzamos a preparar el altar ante el cual nos vamos a reunir y donde junto a la Virgen queremos aprender a conocer un poco más a Jesús. La misión de la Virgen no es otra que llevarnos a Jesús y sabemos que en el cielo ella no se cansa de hablarle a Jesús de nosotros y nuestras vidas. Por todo esto es que me atrevo a compartir con ustedes un trozo de la carta encíclica escrita por el Papa Francisco hace unos días, y que nos invita a profundizar en el amor de Cristo por nosotros, manifestado en su Sagrado Corazón. Que la Virgen Santa nos ayude en este Mes a conocer más a Jesús.
 Nos enseña el Papa: “Cómo nos ama Cristo es algo que él no quiso explicarnos demasiado. Lo mostró en sus gestos. Viéndolo actuar podemos descubrir cómo nos trata a cada uno de nosotros, aunque nos cueste percibirlo. Vayamos entonces a mirar allí donde nuestra fe puede llegar a reconocerle: en el Evangelio.
 Dice el Evangelio que Jesús «vino a los suyos». Los suyos somos nosotros, porque él no nos trata como a algo extraño. Nos considera algo propio, algo que él guarda con cuidado, con cariño. Nos trata como suyos. No significa que seamos sus esclavos, y él mismo lo niega: «Ya no los llamo servidores». Lo que él propone es la pertenencia mutua de los amigos. Vino, saltó todas las distancias, se nos volvió cercano como las cosas más simples y cotidianas de la existencia. De hecho, él tiene otro nombre, que es “Emanuel” y significa “Dios con nosotros”, Dios junto a nuestra vida, viviendo entre nosotros. El Hijo de Dios se encarnó y «se anonadó a sí mismo, tomando la condición de esclavo».
Esto se manifiesta cuando le vemos actuar. Está siempre en búsqueda, cercano, constantemente abierto al encuentro. Lo contemplamos cuando se detiene a conversar con la samaritana junto al pozo donde ella iba a buscar el agua. Vemos cómo, en medio de la noche oscura, se reúne con Nicodemo, que tenía temor de dejarse ver cerca de Jesús. Lo admiramos cuando sin pudor se deja lavar los pies por una prostituta; cuando a la mujer adúltera le dice a los ojos: “No te condeno”; o cuando enfrenta la indiferencia de sus discípulos y al ciego del camino le dice con cariño: «¿Qué quieres que haga por ti?». Cristo muestra que Dios es proximidad, compasión y ternura.
 Si él curaba a alguien, prefería acercarse: «Jesús extendió la mano y lo tocó», «le tocó la mano», «les tocó los ojos». Y hasta se detenía a curar a los enfermos con su propia saliva, como una madre, para que no lo sintieran ajeno a sus vidas. Porque «el Señor sabe la bella ciencia de las caricias. La ternura de Dios no nos ama de palabra; Él se aproxima y estándonos cerca nos da su amor con toda la ternura posible».
Dado que nos cuesta confiar, porque nos lastimaron tantas falsedades, agresiones y desilusiones, él nos susurra al oído: «Ten confianza, hijo»; «ten confianza, hija». Se trata de superar el miedo y darnos cuenta de que con él no tenemos nada que perder. A Pedro, que desconfiaba, «Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: […] “¿Por qué dudaste?”». No temas. Deja que él se acerque, que se siente a tu lado. Podremos dudar de muchas personas, pero no de él. Y no te detengas por tus pecados. Recuerda que muchos pecadores «se sentaron a comer con él» y Jesús no se escandalizaba de ninguno. Los elitistas de la religión se quejaban y lo trataban de «un glotón y un borracho, amigo de publicanos y de pecadores». Cuando los fariseos criticaban esta cercanía suya a las personas consideradas de baja condición o pecadoras, Jesús les decía: «Quiero misericordia y no sacrificios».
Ese mismo Jesús hoy espera que le des la posibilidad de iluminar tu existencia, de levantarte, de llenarte con su fuerza. Porque antes de morir, dijo a los discípulos: «No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes sí me verán». Siempre encuentra alguna manera para manifestarse en tu vida, para que puedas encontrarte con él.”
Hermosa y consoladora la reflexión del Papa Francisco que ella nos motive a que en este Mes de María podamos leer y meditar más el evangelio, para que así los rasgos de Jesús sean también los nuestros.


+Guillermo Vera Soto
Obispo de Rancagua