El proyecto durará hasta diciembre del 2024 y beneficia a 48 comedores.
La Fundación Caritas y Acción Social de Rancagua, en colaboración con el Gobierno Regional, sigue trabajando para apoyar a personas que están pasando por apuros económicos y no tienen lo básico para vivir, por ello, nuevamente está apoyando a ollas comunes y comedores comunitarios en toda la región del Libertador Bernardo O’Higgins.
Este programa llamado “Colaborando en la alimentación e higiene de comedores y ollas comunes” se inició en agosto y continuará hasta diciembre del 2024.
Jocelyn Baros, encargada del proyecto, junto con Fabiola Palominos, responsable del apoyo logístico, destacaron el positivo impacto de esta iniciativa desde sus inicios en el año 2020. Baros explica que Caritas, en medio de la pandemia, buscó distintas formas de ayudar a la gente y es ahí, donde el surgió esta iniciativa, pues las ollas comunes enfrentaban grandes dificultades a la hora de abastecerse.
"Cuando comenzamos en 2020, las ollas comunes ya estaban establecidas, pero carecían de suministros esenciales. La llegada del Gobierno Regional nos brindó la oportunidad de postular a un proyecto que inicialmente apoyó a 110 ollas comunes, proporcionando alimentos, útiles de aseo y equipamiento necesario” explica Jocelyn Baros.
En Caritas, mediante un catastro realizado, fue focalizando esta ayuda, de la misma manera que lo hace hoy. Rancagua, Machalí, Rengo, Santa Cruz, San Fernando, Chimbarongo, Graneros y Requínoa son las comunas beneficiadas actualmente con la ayuda de la fundación.
Se hace hincapié, que desde el 2020 el número de ollas comunes apoyadas ha disminuido, pasando de 110 a 48 actualmente, pues la emergencia sanitaria ha pasado. Sin embargo, la fundación sigue comprometida con entregar ayuda a quienes los necesitan, por lo que postuló a la entrega de fondos del Gobierno Regional para brindar apoyo en alimentación, útiles de aseo y proveer de gas a estos comedores populares.
Cabe destacar que algunos de estos comedores funcionan en parroquias o sedes vecinales. Algunos ofrecen hasta 200 comidas diarias, mientras que otros pueden entregar 50. Fabiola Palominos destacó la flexibilidad del proyecto y la importancia de respetar la autonomía de cada comunidad en la forma en que se organizan y hacen la entrega de alimentos.
El proyecto cuenta con el respaldo de grupos pastorales y voluntarios que apoyan en esta gestión para permitir que en los meses más duros del año todos puedan tener la alimentación básica.