• A raíz de la publicación, por parte de los obispos chilenos del documento “´Fui forastero y me recibieron (Mt 25, 35)´, una mirada cristiana a la migración”, Francisco Jiménez -director de la Unión Social de Empresarios Cristianos- señala que “a pesar de que puede haber muchas personas que lo entienden al revés y que piensen que los migrantes vienen a quitarle el trabajo a los chilenos, esto no es así, no es cierto”.
Discutir con altura de miras sobre la migración es una de las primeras repercusiones positivas de la entrega del documento “´Fui forastero y me recibieron (Mt 25, 35)´, una mirada cristiana a la migración”, señala Francisco Jiménez, director de la Unión Social de Empresarios Cristianos, con quien conversamos para consultar su visión sobre los migrantes desde la perspectiva del empleo.
A modo de contextualización, señala que en el país “en los últimos años hemos tenido dos olas -podríamos decir- de inmigración, una migración muy profesional, que llegó en algún momento, donde llegaron a Chile muy buenos profesionales de varios ámbitos”. Tal es el caso- señala- de los profesionales del ámbito de la salud, donde “llegó muy buena gente, que es un aporte muy importante ya que viene a suplir una necesidad, una falencia que tenemos en Chile de este tipo de profesionales”, indica. Y también a las empresas, donde hay extranjeros que han entrado de forma regular y están en cargos profesionales en los ámbitos contables, financieros, comerciales, u otros, con una buena valoración.
Por otro lado, precisa, que en una segunda ola de migración llegó mano de obra menos calificada, pero también con muchas ganas de trabajar y la que ha entrado de manera regular y está contratada, la cual también es considerada por los empresarios como trabajadora y cumplidora. “Entonces, en el mundo del trabajo creo que ha sido un aporte esta migración legal y queda pendiente la migración irregular”.
Migración Irregular
Francisco Jiménez manifiesta su preocupación por el drama humano que viven quienes ingresan a Chile de manera irregular. Hace hincapié en que “ellos no han venido aquí porque en el fondo les encanta venir caminando desde donde vinieron, sino que llegan acá buscando un mejor futuro”.
El problema es que en el país no han podido regularizar su situación. En ese contexto, valora el registro biométrico (empadronamiento que se ha hecho y que permite tener los datos biométricos (rostro, huellas) y datos personales (firma, nombre y dirección) de parte importante de la población migrante que ingresó por pasos no habilitados en los últimos años). “Ahora ya sabemos quiénes son y tenemos un registro de huellas dactilares, lo que te permite llevar estas bases de datos a las bases de datos internacionales y determinar si tienen un registro delictual. Por lo tanto, sí permite ir separando y sabiendo quiénes entraron”, señala.
Según esa información, hay 180 mil personas que están en situación irregular, pero que ya ha hecho el trámite de registrarse. De lo cual da antecedentes el documento de los obispos de Chile.
Si bien, señala el empresario, eso no es sustitutivo de un ingreso legal, es un avance. “Creo que tenemos que aprovechar esta data que existe hoy para poder pasar a la regularización, que sería permitir que esta gente ingrese al mundo formal del trabajo”, expresa.
La necesidad de que los migrantes cuenten con sus papeles al día, se basa en que
las empresas no pueden contratar a migrantes irregulares y ellos son requeridos para la producción y el crecimiento del país.
“Por supuesto que necesitamos que haya una migración segura, regular, ordenada. Necesitamos que nuestras fronteras funcionen”, señala. Bajo su punto de vista, lo ideal es que se pudiera elegir a los migrantes que entran a Chile de acuerdo con la capacitación que tengan y las necesidades que haya en el país.
Aborda también otro punto importante y es que: “Los migrantes irregulares hoy día no tienen más que trabajar en el mundo informal. Y el mundo informal es un mundo de precariedad, en un mundo donde puede haber abuso. Hay inmigrantes que incluso no logran entrar a él, porque no tienen las calificaciones, y -probablemente- son presa fácil de grupos narcos o delictuales, que los seducen por ingresos fáciles a entrar en la delincuencia”.
Chile necesita migrantes
“Chile es un país que necesita migrantes”, enfatiza Francisco Jiménez. Aunque muchas veces la opinión pública considere que los migrantes les quitan el empleo o reducen los salarios, la evidencia indica que no es así, señala el documento “Fui Forastero…”.
“A pesar de que puede haber muchas personas que lo entienden al revés y que piensan que los migrantes vienen a quitarle el trabajo a los chilenos, esto no es así, no es cierto”, dice el dirigente empresarial. Las razones que entrega se basan en que: “Para sostener las tasas de crecimiento económicas de un país se requieren una cantidad de personas. Uno no puede crecer si no tiene un crecimiento en su tasa de natalidad. Sabemos que Chile tiene una tasa de natalidad bajísima hoy día, la menor de Latinoamérica, que es de 1,3 hijos por mujer. Y para sostener la cantidad de población se requieren 2,1 hijos por mujer. Por lo tanto, nosotros necesitamos migrantes y también necesitamos que las mujeres tengan hijos”, argumenta.
Ante esta situación, explica que las personas que han llegado al país para insertarse en el mundo laboral, con sus papeles al día, han sido un aporte. Y que, si se les pregunta a sus compañeros de trabajo o empleadores, eso se puede ratificar.