Editorial

Jueves 02 de Noviembre del 2023
Monseñor Guillermo Vera invita a comenzar a celebrar el centenario de la diócesis.

Muy queridos Hermanos y Hermanas, Sacerdotes, Diáconos, Religiosos, Religiosas, Laicos y Laicas:

 

 

Con especial afecto me dirijo a cada uno de ustedes para informarles que en el mes de octubre del 2025 celebraremos los cien años de nuestra diócesis de Rancagua.

Como Iglesia, deseamos desde ya comenzar a prepararnos adecuadamente, para celebrar con gozo y compromiso misionero a la vez que, con memoria agradecida tan importante acontecimiento, como obispo los invito a ello.

Es bueno recordar que en los lejanos años del siglo XVI aparecieron por nuestra tierra los misioneros de nobles órdenes religiosas: mercedarios, agustinos, franciscanos, jesuitas que con gran creatividad hablaron a la gente que aquí habitaba, del amor de Dios y del poder redentor de la Cruz, del amor maternal de la Virgen, que trajo un mensaje de ternura a quienes necesitaban esperanza.

Poco a poco surgieron las Doctrinas: Rancagua, Codegua, Peumo, Nancagua, Malloa, surgen los conventos en La Estrella, La Compañía, San Pedro de Alcántara, Rancagua, luego vendrán las Parroquias, todo señala un trabajo evangelizador, realizado con ilusión, con la fuerza del Espíritu, que marcó la vida de los hijos e hijas de esta tierra y que hizo madurar la vida de la Iglesia.

No podemos dejar de agradecer y reconocer que mucho de lo que hoy tenemos, en vivencia de fe, es fruto de ese gran trabajo evangelizador.

Luego de un largo caminar de la vida cristiana en esta tierra, hace cien años, por providencia divina, se creó la Diócesis de Rancagua.

“La diócesis es una porción del pueblo de Dios cuyo cuidado pastoral se recomienda a un Obispo con la colaboración del presbiterio, de manera que, unida a su pastor y congregada por él en el espíritu Santo mediante el Evangelio y la Eucaristía, constituya una Iglesia particular, en la cual verdaderamente esté presente y actúe la iglesia de Cristo una, santa, católica y apostólica” CIC.

Hace cien años el Papa Pío XI, reconoció que la vida eclesial de esta zona de nuestro país ya estaba madura y que, contaba con infraestructura y personal para ser una Iglesia Particular en donde se pudiera seguir pastoreando y aumentando la fe.

Obispos y sacerdotes se han sucedido, diáconos, religiosos y religiosas han aportado con sus carismas, los fieles laicos, de manera especial al interior de las familias, han cuidado su fe y la han transmitido de generación en generación. ¡cuánto por lo cual dar gracias! Podemos decir, con San Pablo a toda esta comunidad creyente: “Damos gracias porque ustedes han manifestado su fe con obras, su amor con peligros y su esperanza en Jesús con una firme constancia.” Tes. 1.

Hoy como Iglesia vivimos un tiempo de gracia. La iniciativa e invitación del Papa Francisco a ser una Iglesia más sinodal, nos marca sin duda una hoja de ruta en nuestro caminar como Iglesia diocesana.

Junto a la riqueza de fe que gozamos en nuestras comunidades, vamos viendo también la realidad que en no pocos hermanos y ambientes la fe se debilita o enfría. Con todo, hay un rescoldo que a nosotros ahora nos corresponde cuidar y avivar para que surja un fuego nuevo y la luz de la fe se mantenga en alto.

El Papa Francisco nos dice: “Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar nuestra conciencia, es que tantos hermanos nuestros viven sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo, sin una comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte de vida”. EG 49.

Nuestra Iglesia de Rancagua es una Iglesia de nobles tradiciones, de fe encarnada, de vocaciones, de noble iniciativas en la catequesis y formación de laicos, de servicio a los más pobres. Que la celebración de este centenario sea un gran impulso para retomar con nuevos bríos nuestras tareas evangelizadoras y pastorales.

Sí, hermanos y hermanas, sintamos todos, el fuego de Dios en nuestros corazones, que nos invita a evangelizar. Que los frutos de la Cruz, que hace siglos fue plantada en esta tierra, sean ahora frutos nuevos de caridad, de amor a Dios, de celo por la salvación de todos.

Al celebrar el centenario, haremos memoria agradecida de obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos que aportaron al bien y crecimiento de nuestra Iglesia, quiera Dios que en el bicentenario, nosotros seamos recordados, como aquellos que en tiempos no fáciles, supimos hacer que la tienda de la Iglesia creciera, por eso hermanos, reconociendo los dones y carismas que hay en medio nuestro y con los cuales cada uno colabora en la tarea evangelizadora, reconozcamos también aquellas cosas que nos  tensionan y distancian. Trabajemos entonces, por dar un testimonio de comunión fraterna, que se vuelva atractivo y resplandeciente para quienes nos miren. Cuidemos la vida de fe en cada uno de nosotros y de nuestras Comunidades. Que la fe de todos se traduzca en obras.

Como la Virgen Santa reconozcamos agradecidos que el Señor ha hecho en nosotros grandes cosas y como Ella coloquémonos en camino, llevemos a Jesús a tantos que esperan que nosotros se lo mostremos.

Con alegría y esperanza caminemos al Centenario de nuestra Diócesis, por este motivo nos vamos a reunir el martes 7 de noviembre en la Iglesia Catedral a las 18 horas, para iniciar de manera solemne este camino al Centenario, siéntase cada uno de ustedes invitado a esta celebración y en cada Comunidad Parroquial el domingo 12 de noviembre se hará un signo que marca este caminar que iniciamos como Iglesia de la Santa Cruz de Rancagua.

Los bendigo con cariño  

 

+Guillermo Vera Soto

Obispo de Rancagua