Palabras del Pastor

Obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera: “Fijemos nuestra mirada en Jesús”

"La fe que hemos recibido como un gran regalo hemos de cuidarla, no todo da lo mismo, no todo es igual", señala el obispo Vera.

 

Muy queridos hermanos y hermanas: 
En el ambiente de alegría y esperanza que nos regala el tiempo pascual y en camino a la celebración del Centenario de nuestra Diócesis de la Santa Cruz de Rancagua, como obispo deseo llegar con este mensaje a cada uno de ustedes, sacerdotes, diáconos, religiosos agentes pastorales, cristianos católicos todos.
Desde que llegué como obispos a caminar con ustedes, en innumerables ocasiones he agradecido a Dios y destacado delante de ustedes la profunda vivencia de fe que hay en esta diócesis, por lo que puedo decir junto con San Pablo: “continuamente recordamos delante de nuestro Dios y Padre con cuánta fe han trabajado ustedes, con cuánto amor han servido y de que manera su esperanza en nuestro Señor Jesucristo los ha ayudado a soportar con fortaleza los sufrimientos” 1Tes. 1,3.
La Iglesia de Rancagua, la comunidad creyente, es una comunidad viva, alegre en la fe y firme en la esperanza que la anima. Como Iglesia hemos vivido momentos difíciles, pero precisamente ahí se ha manifestado la grandeza de alma del creyente que ha sabido esperar y confiar en el Señor.
Hace una semana atrás, hemos vivido la celebración del Misterio Pascual de la muerte y resurrección del Señor.  Nuestras Comunidades celebraron de diversos modos los misterios centrales de nuestra fe, hemos quedado contentos y fortalecidos en la fe. Como obispo, junto a ustedes, me alegro en el Señor.
Con todo, en mi corazón de pastor y en varios de ustedes hay una preocupación, una pena. Algunos de ustedes, por esas noticias que corren de boca en boca o a través de las redes sociales, se han enterado de que hermanos nuestros que hasta hace unos años fueron sacerdotes en medio de ustedes, que celebraron con ustedes, que les enseñaron la fe, y que por diversos motivos dejaron el sacerdocio, hoy aparecen adscritos a otra iglesia y celebrando ritos que confunden a muchos, porque usan los ornamentos sacerdotales o gestos parecidos a los de la liturgia católica y todo esto, en lugares donde hasta hace un tiempo ellos sirvieron como sacerdotes católicos
Me refiero a personas que muchos de ustedes conocieron y a quienes no pocos estiman porque han cultivado una amistad y cercanía: Don Freddy Gorigoitia, Don Pablo Donoso, Don Claudio Lizana.
Como su obispo es un deber decirles con dolor que estos hermanos, no son sacerdotes católicos, que ellos hoy adhieren a otra iglesia, que en cosas esenciales no tiene nada que ver con las enseñanzas de la Iglesia Católica, por lo mismo, una persona católica no puede buscar ahí los medios de santificación que el Señor dejó para los suyos.
Algo propio del católico es vivir su fe en unión al Papa, vicario de Cristo, sucesor de San Pedro y muy unido al obispo que en medio de ustedes es el pastor que caminando junto a los hermanos los anima en la fe; estas dos características tan propias del católico no las viven quienes de nosotros se han apartado.
Hermanos y hermanas, esta situación no nos puede dejar indiferentes, hemos de orar por ellos, para que vuelvan a la fe de sus padres, fe que un día ante Dios y su pueblo juraron respetar y enseñar. Hemos de trabajar más que nunca, con la palabra y los gestos para anunciar a Cristo y para que nuestras comunidades sean acogedoras y fraternas. Hemos de formarnos en la fe, conocer más la Palabra de Dios y el Catecismo, para ser maduros en la fe: “no ser como niños, que cambian fácilmente de parecer y que son arrastrados por el viento de cualquier nueva enseñanza” Efesios 4,14.
Mi misión como obispo es confirmar en la fe a los hermanos, por eso les comparto este mensaje. La fe que hemos recibido como un gran regalo hemos de cuidarla, no todo da lo mismo, no todo es igual.
Que el Señor nos conceda a todos perseverar firmes, hasta la muerte, en la fe que de Él y de nuestros mayores recibimos.
Todos hemos conocido personas que han demostrado su fe, como ellos: “fijemos nuestra mirada en Jesús, que nada nos enrede…. Meditando en el ejemplo de Jesús que sufrió tantas contradicciones, no nos cansemos ni desanimemos, renovemos las fuerzas de las manos cansadas y de las rodillas debilitadas y busquemos el camino derecho” Hebreos.
Tomados de la mano de la Virgen sigamos las huellas de Jesús en su Iglesia.
Pido con fuerza al Señor que Él los bendiga.
Con cariño, su obispo

+Guillermo Vera Soto
Obispo de Rancagua