Palabras del Pastor

Cristo ha vencido a la muerte

Monseñor Guillermo Vera Soto, obispo de Rancagua, nos desea feliz Pascua de Resurrección.

Muy queridos hermanos y hermanas:

¡Es Pascua de resurrección! Es el día en que el Señor ha vencido a la muerte, ha vencido al pecado. Es el día en que el Señor resucita glorioso y sale al encuentro de los suyos. Y esos suyos somos tú y yo, cada uno de nosotros.

Cómo quisiéramos que en cada una de nuestras vidas pudiéramos vivir aquello que nos relata el Evangelio: Un Jesús que se acerca a María Magdalena, que está ahí llorando, que está abatida porque no ha encontrado a su Señor y Jesús la llama por su nombre. Y esa mujer entiende, esa mujer recuerda la voz y la forma en que Jesús la trataba, y así ella se llenó de vida, se llenó de esperanza y se pudo poner de pie.

Cómo quisiera, también, cada uno de nosotros escuchar el saludo de Jesús a los apóstoles, a esos hombres que estaban escondidos, que los había vencido el temor, pero que reciben del Señor aquel saludo cuando va al encuentro de ellos: “La paz esté con ustedes”.

Nosotros estamos muchas veces como la Magdalena o como los apóstoles, abatidos por las dificultades, por los dolores, por los problemas, por situaciones que a veces nos cuesta entender, porque los miedos a veces se apoderan de nuestra vida. Pero somos creyentes que miramos a Jesús y escuchamos su palabra, que sabemos que el Señor ha vencido la muerte, ha vencido el pecado y que camina con nosotros y, que en medio de nuestras lágrimas y de nuestros miedos, nos continúa llamando por nuestro nombre y nos continúa diciendo: “La paz esté contigo”.

Todos nosotros necesitamos de esa paz que el Señor nos quiere y nos puede regalar, de esa paz que es distinta, como Él mismo nos dice. Porque esa paz significa esa confianza en Dios y ese saber que estamos en sus manos, incluso en aquellos momentos que puedan ser difíciles.

El Señor ha resucitado, el Señor ha vencido la muerte y el Señor camina con nosotros y nos invita a que seamos colaboradores de su obra. Es que, en el camino de la vida, no sólo nosotros estamos atemorizados y llorosos como la Magdalena, sino que a nuestro lado encontramos a tanta gente que a veces no tienen la fe que tú y yo tenemos, que no tienen la esperanza que a nosotros nos anima. A ellos tenemos que acercarnos. Sí, el Señor nos pide también nuestra colaboración para que podamos llevar esa confianza, el poder decirles a todas las personas que se sepan en las manos de Dios, que se sepan amadas por Dios, que se sepan valiosas para el Señor. Es la tarea que a nosotros nos corresponde: llevar esperanza, trabajar para que la esperanza crezca a nuestro alrededor, trabajar para que sea el bien el que va creciendo. Por eso, no nos cansemos de hacer el bien y seamos generosos en el servir.

El saber que el Señor está a nuestro lado nos anima en el camino de la vida a ser hacedores de bien y portadores de esperanza.

Hermanos y hermanas, Cristo ha resucitado. Cristo nos llama por nuestro nombre y nos invita a levantarnos junto con Él. Qué no nos venzan las dificultades, que no nos venzan los problemas y que coloquemos en el Señor siempre nuestra mirada y nuestra esperanza y busquemos los bienes de allá arriba, donde está Cristo. Dejemos que la paz del Señor llene nuestra vida y podamos ser hombres y mujeres de esperanza y que vayamos entregándola a este mundo que la necesita tanto.

¡Feliz Pascua de Resurrección! Cristo ha vencido. Que nosotros podamos vencer con Él y que el Señor sea siempre nuestra alegría y esperanza. Que la Virgen Santa nos enseñe a saber esperar y confiar en el Señor. Que la Virgen Santa nos enseñe siempre a mirar la cruz, esa cruz en la cual está nuestra esperanza.

 

+Guillermo Vera Soto

Obispo de Rancagua