Palabras del Pastor

Vivamos como cristianos esta Semana Santa

Monseñor Guillermo Vera, obispo de Rancagua, nos invita a reflexionar esta Semana Santa 2024

Muy queridos hermanos y hermanas:

Han llegado ya estos días santos para los cuales nos hemos preparado durante toda la Cuaresma. Ha llegado, entonces, la Semana Santa y, es así, como este domingo vamos a participar en todas nuestras parroquias y capillas de la hermosa celebración del Domingo de Ramos.

Vamos como familia, en espíritu alegre, a aclamar a Cristo con nuestros ramos, pero sobre todo con nuestro corazón y a manifestarle al Señor que queremos glorificarlo siempre con toda nuestra vida.

En ese espíritu gozoso, en ese espíritu alegre, sintiéndonos Iglesia, contentos de ser católicos, participemos de este Domingo de Ramos, que nos abre la puerta de entrada a toda la Semana Santa.

Hablamos de Semana Santa, no hablamos sólo de unos días santos, sino de toda una semana.

Y por eso quiero invitarte a que luego de celebrar el Domingo de Ramos, los días lunes, martes y miércoles, nos mantengamos bajo la mirada del Señor.

Vivamos estos días en espíritu de oración, de más lectura de la Palabra de Dios, quizás de ir a la Santa Misa y de aprovechar de confesarnos.

Como obispo, estaré en la Catedral todos los días de esta Semana Santa, de lunes a sábado, desde las 9 de la mañana hasta las 13 horas, para atender en confesión a todos aquellos que quieran preparar su corazón para vivir la Pascua con el corazón renovado y santificado por la gracia de Dios.

Así, llegará el momento de comenzar a celebrar el Triduo Santo. Al caer la tarde del jueves, los cristianos iremos a nuestras iglesias, iremos a la misa de la Cena del Señor y vamos, entonces, a celebrar ese misterio grande del amor de Dios, ese misterio de este Dios que se arrodilla ante el hombre, que le lava sus pies, de este Dios que -en esa noche- se queda con nosotros en el Sacramento de la Eucaristía e instituye el ministerio del sacerdocio.

El día de la Cena del Señor, es el día del amor fraterno, cuando nos congregarnos como creyentes junto al altar para participar de esa cena, donde Jesús se nos da como alimento. Y, luego de la misa, en nuestras parroquias y en nuestras capillas, nos quedaremos también un rato a orar. Habrá turnos de oración para acompañar a Cristo en ese altar, que se prepara en cada una de nuestras iglesias para la Reserva del Santísimo Sacramento y donde queremos acompañar a Jesús en oración.

Llegará el día viernes, Viernes Santo, que es día de ayuno y de abstinencia para todos los creyentes. Sobre todo, es un día para mirar más a Cristo, para contemplar a este Cristo en la cruz, a este Cristo que nos ha amado hasta el extremo y que por nosotros y por nuestra salvación bajó del cielo y se ofreció ahí, en el altar de la cruz, para nuestra redención.

Vivamos ese día, entonces, participando de los oficios, estemos muy atentos a los horarios en nuestras parroquias y capillas, para participar de la liturgia de la Pasión del Señor y por la tarde-noche participar del Vía Crucis.

El Sábado Santo acompañemos a la Virgen en esta espera, llena de fe, a que el Señor cumpla su palabra. Mantengamos ese espíritu de oración y de tranquilidad. Sí, realicemos nuestras tareas, pero no olvidemos que son días especiales, días de mayor oración, días de un poco de quietud para contemplar y dejarnos llenar del amor y de la misericordia de Dios.

Al caer la noche del sábado, los cristianos vamos a la iglesia y vamos también -en un espíritu de gran esperanza y de gozo- a celebrar el misterio grande de la Resurrección del Señor, a participar de la Vigilia Pascual. Esta es una hermosa celebración del Pueblo creyente que aclama a este Cristo, luz del mundo que vence las tinieblas, el pecado y la muerte, que resucita glorioso y que nos invita también a nosotros a levantarnos ya de las postraciones en las cuales tantas veces estamos caídos y nos muestra ese camino hacia el cual tenemos que aspirar, que es esa vida nueva, eterna y gloriosa que el Señor nos ha ganado.

Llegará el domingo, el domingo más glorioso del año, el Domingo de la Resurrección del Señor, y si no hemos ido a la misa de la Vigilia Pascual, procuremos entonces el domingo vivir este día en una alegría que se note también. Hagamos que haya algo especial en el compartir de la familia, quizá al almuerzo, o quizá en ese encuentro familiar, en ese participar de la alegría de los niños que van a buscar los huevitos de pascua. Pero no nos quedemos solo en eso, sino que llevemos a los niños también a encontrarse con Jesús, con ese Jesús que es nuestra alegría y nuestra esperanza. Por Él estamos contentos y por eso nos reunimos como familia, vamos a la iglesia, y también comemos huevitos de chocolate.

Que vivamos como cristianos esta Semana Santa y que invitemos a otros también a que puedan entrar en este ambiente de contemplar a un Dios que nos ha amado hasta el extremo, a un Dios que nos recuerda que somos valiosos a sus ojos y por eso Él nos ha buscado y nos regala redención.

¡Vivamos Semana Santa, que sean días de gran bendición!

 

+Guillermo Vera Soto

Obispo de Rancagua