Editorial

Jueves 31 de Agosto del 2023
«TRATA DE LEER EL EVANGELIO POR LO MENOS CINCO MINUTOS AL DÍA. VERÁS QUE CAMBIA TU VIDA»

«TRATA DE LEER EL EVANGELIO POR LO MENOS CINCO

MINUTOS AL DÍA. VERÁS QUE CAMBIA TU VIDA»

 

Hermanos y Hermanas: septiembre es en la Iglesia el Mes de la Biblia, si conociéramos más la Palabra de Dios ella sería de verdad fundamento para nuestras vidas y para nuestra Patria, cuyo aniversario celebramos.

Comparto con ustedes algunos pensamientos y actitudes que hemos de tener con la Palabra del Señor.

Dice el Papa Francisco: «Todos podemos convertirnos en mejores oyentes de la Palabra de Dios, para ser menos ricos de nuestras palabras y más ricos de sus Palabras. Pienso en el sacerdote, que tiene la tarea de predicar. ¿Cómo puede predicar si antes no ha abierto su corazón, no ha escuchado, en el silencio, la Palabra de Dios? (...). Pienso en el papá y en la mamá, que son los primeros educadores: ¿cómo pueden educar si su conciencia no está iluminada por la Palabra de Dios, si su modo de pensar y de obrar no está guiado por la Palabra? (...) Y pienso en los catequistas, en todos los educadores: si su corazón no está caldeado por la Palabra, ¿cómo pueden caldear el corazón de los demás, de los niños, los jóvenes, los adultos? No es suficiente leer la Sagrada Escritura, es necesario escuchar a Jesús que habla en ella». Si procuramos crecer siempre en esta actitud de escucha, que se nutre también del estudio y de la lectura espiritual, podremos decir cada vez más con el profeta Jeremías: «Cuando me encontraba tus palabras, las devoraba. Tus palabras eran un gozo para mí, las delicias de mi corazón» (Jr 15,16).

La lectura y meditación de la Escritura requiere tiempo y calma. «En la presencia de Dios, en una lectura reposada del texto, es bueno preguntar, por ejemplo: “Señor, ¿qué me dice a mí este texto? ¿Qué quieres cambiar de mi vida con este mensaje? ¿Qué me molesta en este texto? ¿Por qué esto no me interesa?”, o bien: “¿Qué me agrada? ¿Qué me estimula de esta Palabra? ¿Qué me atrae?

También es necesario escuchar los silencios de Jesús. «Sabemos por los Evangelios –ha escrito el Papa Benedicto XVI– que Jesús frecuentemente pasaba noches solo “en la montaña” en oración, en conversación con su Padre. Sabemos que lo que Jesús decía, su palabra, proviene del silencio y solo podía madurar allí. Por eso es lógico que su palabra solo pueda entenderse correctamente si también nosotros entramos en su silencio: si aprendemos a oírle desde su silencio.

«Trata de leer el evangelio por lo menos cinco minutos al día. Verás que cambia tu vida». El Papa formula este consejo regularmente, especialmente, durante el Ángelus dominical.

En otro momento, el papa Francisco también ha dicho: «La Palabra de Dios: esa tiene la fuerza para derrotar a satanás. Por esto es necesario familiarizarse con la Biblia: leerla a menudo, meditarla, asimilarla. La Biblia contiene la Palabra de Dios, que es siempre actual y eficaz. Alguno ha dicho: ¿qué sucedería si usáramos la Biblia como tratamos nuestro celular? ¿Si la llevásemos siempre con nosotros, o al menos el pequeño Evangelio de bolsillo, qué sucedería?; si volviésemos atrás cuando la olvidamos: tú te olvidas el celular—¡oh! —, no lo tengo, vuelvo atrás a buscarlo; si la abriéramos varias veces al día; si leyéramos los mensajes de Dios contenidos en la Biblia como leemos los mensajes del teléfono, ¿qué sucedería? Claramente la comparación es paradójica, pero hace reflexionar. De hecho, si tuviéramos la Palabra de Dios siempre en el corazón, ninguna tentación podría alejarnos de Dios y ningún obstáculo podría hacer que nos desviáramos del camino del bien; sabríamos vencer las sugestiones diarias del mal que está en nosotros y fuera de nosotros; nos encontraríamos más capaces de vivir una vida resucitada según el Espíritu, acogiendo y amando a nuestros hermanos, especialmente a los más débiles y necesitados, y también a nuestros enemigos».

Hermanos y Hermanas, tengamos y leamos la Sagrada Escritura, no olvidemos que “no sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palara que sale de la boca de Dios”, que esa Palabra es: “lámpara a para par nuestros pasos y luz en nuestro caminar”, que toda ella es: “inspirada por Dios y es útil para enseñar, para dar argumentos, para corregir…”. Si conocemos más las Sagradas Escrituras seremos sabios y si las vivimos seremos prudentes y alcanzaremos la salvación.

Que en nuestras casas tengamos la Biblia, que, en cada una de nuestras reuniones de pastoral, de catequesis, en cada momento de oración, la Palabra de Dios esté iluminando y alentando nuestro caminar en la vida.

Que Dios los bendiga

+Guillermo Vera Soto

Obispo de Rancagua