El 24 de mayo del 2015, el Papa Francisco entregó al mundo su carta llamada “Laudato Sí” (Alabado seas). En ella el Santo Padre hace un llamado de atención mundial para ayudar a comprender a la humanidad la destrucción que el hombre está causando al medio ambiente y a sus semejantes. Ocho años después, el 4 de octubre del 2023 nos entregó una nueva carta, ahora llamada “Laudate Deum” (Alaben a Dios por todas sus criaturas) en ella nos dice, recordando su anterior mensaje: “con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes, mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizá acercándose a un punto de quiebre… Es indudable que el impacto climático perjudicará de modo creciente las vidas y las familias de muchas personas”. Las palabras del Papa, han de invitarnos, en primer lugar a nosotros creyentes, a tomar en serio el deterioro que hemos hecho de la creación.
Para los que creemos, la creación ha sido puesta por Dios en manos del ser humano, para que éste la administre. Esta tarea no siempre la hemos sabido cumplir. Hoy surgen temores, ¿qué pasará con nuestro mundo, el calentamiento global dónde nos llevará, que será de este mundo para las próximas generaciones? Estamos ciertos que, si todos los gobiernos y las personas ponemos de nuestra parte, el mundo podrá seguir siendo la Casa de Todos, donde cada uno encuentra los suyo para su mantenimiento y desarrollo. Esto es posible, pero muchas veces vemos que criterios económicos egoístas llevan a mirar las ganancias a corto plazo sin querer ver los frutos de muestras erradas acciones en el futuro.
La Iglesia seguidora de Jesús, sigue creyendo en el hombre y en su capacidad de reaccionar y sentirse responsable de la obra creadora de Dios. Hoy surgen también corrientes que por querer cuidar la creación desprecian, de alguna manera, al ser humano y no creen en su capacidad de cambiar, al contrario, lo ven como enemigo de ella. Hoy hay grupos que cuidan y valoran más la vida de unos animales que la vida de los seres humanos, se protege y promueve la defensa de algunas especies y, por otra, se apoyan las leyes que aprueban el aborto ¡que absurdo! Lo primero que hemos de cuidar es el ser humano, hemos de cuidar la ecología del alma para que así, con un corazón nuevo, sepamos cuidar la creación que se nos ha encomendado.
Todos anhelamos la paz, cuidemos entonces la creación y, en ella, cuidemos del ser humano, el cual bien formado y sabiendo tener en el centro de su vida a Dios sabrá remediar el mal causado a la creación, sabrá cuidar de la casa común, que Dios nos dado.
Nosotros que tenemos la gracia de vivir en esta hermosa Región de O’Higgins, aprendamos a gozar en este verano de nuestro entorno, de nuestros fértiles campos, hermosas montañas y refrescante mar, apreciemos la hermosura de la creación y lo que el hombre ha logrado producir con su esfuerzo e inteligencia. Aportemos al bien de nuestra tierra cuidando nuestra tierra, la hermosura de sus pueblos, valorando la grandeza de su gente.
Cuidemos nuestro entorno, la creación que nos sustenta y así tendremos la paz para gozar las maravillas que Dios nos ha regalado y hemos de administrar para las futuras generaciones. Con razón, hace ya varios años, el Papa Benedicto nos decía: “Si quieres promover la paz, protege la creación”.
Que Dios les bendiga,
+Guillermo Vera Soto
Obispo de Rancagua