Viene bien reflexionar acerca de la historia, ella como "maestra de la vida" nos permite mirar el pasado como el presente encontrando huellas positivas o negativas que hacen historia. Nada de lo acontecido es indiferente.
Como país tenemos una hermosa trayectoria lograda con esfuerzo y entusiasmo, lo cual nos permite hablar de un pasado glorioso; también poseemos episodios dolorosos, lamentables que dejan heridas que no terminan de sanar y nos desafían como hijos de esta Patria.
Desde la Fe, reconocemos como primer protagonista a Dios, desde la creación hizo al hombre coprotagonista, capacitado para ser siempre feliz, y en esta larga y angosta faja de tierra podemos reconocernos como "la copia feliz del Edén". Pero respetando nuestra libertad hemos renegado del proyecto divino y dejándonos llevar por el egoísmo, la mentira, la violencia, así nos alejamos del proyecto original y nos cuesta reconocernos como hermanos. Encuentros y desencuentros aparecen en nuestro camino.
Los signos de los tiempos nos hablan clarito, necesitamos la lucidez para interpretar la historia como HISTORIA DE LA SALVACION y no dejarnos engañar para volver a tropezar con la misma piedra.
Aunque de alguna manera la historia se repite y puede tener un sentido cíclico, hasta fatalista, tengamos en cuenta el proyecto original (el sueño de Dios) y por "la razón o la fuerza" de los valores éticos o morales estamos involucrados libremente todos, en línea recta, en un solo proyecto de AMOR, esa es nuestra historia. ..."La voluntad del Señor es pura y eternamente estable" (Sal.19,10).
¡Te Deum laudamus!
Pbro. José Miguel Ortiz B.