Palabras del Pastor

La vida, una peregrinación

"La vida del hombre es una gran peregrinación y como tal hemos de vivirla", señala en su mensaje Monseñor Guillermo Vera.

Monseñor Guillermo Vera Soto, Obispo de Rancagua:

 

Hace una semana atrás, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, miles de creyentes peregrinaron hacia los santuarios de la Virgen en Chile y el mundo, en nuestra diócesis a La Compañía y Puquillay.

La mayoría lo hace con actitud de fe, para agradecer o pedir una gracia del cielo, otros lo hacen como una experiencia más en su vida, cualquiera que sea la motivación, los que peregrinan, nos pueden dar grandes lecciones para la vida.

En efecto, la vida del hombre es una gran peregrinación y como tal hemos de vivirla.

El peregrino sabe de dónde sale y cuál es la meta a la cual pretende llegar. Qué bueno va a ser para cada uno de nosotros no vagar por la vida, sino que sabiendo de dónde venimos sepamos dirigir nuestros pasos a metas concretas. Por eso es valiosa la experiencia de familia donde hemos nacido y crecido y los valores que ella nos entrega. Más importante todavía si sabemos que nuestro origen está en un amoroso plan de Dios, el cual nos invita a buscarlo y poseerlo por la eternidad. El saber estas cosas da sentido a nuestro caminar que no será a tientas, sino con una ruta a seguir.

El peregrino que camina aprovecha la experiencia de los otros y de alguna manera se deja guiar. Es verdad que en la vida también debemos ser creadores, pero creo que es importante no querer ser tan originales como si nosotros fuéramos los únicos y los primeros; hemos de aprender con humildad de aquellos que nos han precedido.

El peregrino sabe echar en su mochila sólo aquello que le pueda ser indispensable para su travesía, lo que no va a ocupar lo deja, porque de cargarlo serán un gran obstáculo. En el caminar de la vida cuántas cosas vamos echando sobre nuestros hombros. Cuántas cosas hacemos pasar como indispensables y se convierten sólo en un gran peso que nos impide caminar y no nos hace felices. ¡Cuidado con la sociedad de consumo que nos carga de tantas cosas que en definitiva no sirven para el caminar!

El peregrino, aunque en su caminar quiere momentos de soledad, hace su camino junto a otros, los cuales se animan mutuamente a no desfallecer y se ayudan ante las dificultades. En la vida necesitamos siempre unos de otros.

El peregrino se alegra cuando llega a la meta, se goza al comprobar que sus esfuerzos valieron la pena, se detiene y contempla con agrado el camino recorrido. Que nuestros apuros no nos impidan contemplar lo valioso de lo que hacemos y gozarnos con los frutos obtenidos en la vida.

 

El peregrino en los Santuarios se encuentra con Jesús en la celebración de los Sacramentos, especialmente en la Santa Misa y en la Confesión, goza al encontrarse con los suyos y ahí se tiene una fuerte experiencia de familia.

Los que peregrinamos por la vida iluminados por la fe, sabemos que al final veremos al Señor cara a cara y que junto a la Virgen y los santos nos gozaremos para siempre en la presencia de Dios.

 

¡Que alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor!

 

Que Dios los bendiga,

 

+ Guillermo Vera Soto

Obispo de Rancagua