Congregación Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús en Chile 100 años cultivando la fe en las jóvenes

Jueves 31 de Agosto del 2023
- Desde Rancagua, donde comenzaron su labor en Chile, la Congregación se fue expendiendo hasta otras regiones.

Con una Eucaristía en la Catedral de Rancagua, presidida por el arzobispo de Santiago, cardenal Celestino Aós, y concelebrada por el obispo de Copiapó, monseñor Ricardo Morales; y marcada por los cantos y la alegría de estudiantes, exalumnas, funcionarias y todos quienes han trabajado y contribuido al desarrollo de la obra de la Congregación Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús en Chile, se celebró bajo el lema “Amor y Reparación” el Centenario del Instituto Sagrado Corazón de Rancagua.

Y es que la historia comenzó el 15 de marzo de 1923 cuando se abren las puertas Colegio del Sagrado Corazón de Jesús en Rancagua con 98 alumnas, a cargo de la superiora general de la institución y ocho hermanas: la Madre Margarita María de Carlo; y la hermanas: Victoria de la Cruz Aguirre, Angélica Luisa Núñez, María Margarita Ruiz, María del Socorro Quiroga, María Teodosia Molas, María Josefa Recalde y María Carolina Camusso.

Tras la apertura del colegio, varias autoridades eclesiales lo visitaron y elogiaron, entre ellas monseñor José María Caro, vicario apostólico de Tarapacá y obispo de Iquique (desde 1912 a 1926) quien lamenta no contar en el norte con una comunidad de religiosas y un colegio como el de Rancagua.

Es así como la presencia de la Congregación comienza a expandirse por Chile. Ello se vio reflejado en la Eucaristía, donde asistieron delegaciones de las diferentes obras en Chile, como del liceo de Copiapó, misión en Vallenar e Isla de Pascua, residencia universitaria e Instituto Sagrado Corazón de Rancagua, quienes siguen viviendo el carisma de la beata Catalina de María, fundadora de la obra, transmitido por las hermanas durante generaciones con esfuerzo, entrega y generosidad.

Es por ello, que, durante la Eucaristía, el cardenal Aós señaló que “hoy es un día que hay que estar contentos y dar gracias, porque creemos en Dios y porque en el tiempo que vivimos, pese a los problemas, la vida es bella y creemos en el Dios de la vida, y también creemos en ustedes (dirigiéndose a las estudiantes), que son las que formarán la nueva sociedad. Que tengan una celebración hermosa”.

Después de la misa, las asistentes se trasladaron hasta el Teatro Regional de Rancagua para continuar la celebración disfrutando de una obra que representó la llegada de las hermanas a Rancagua.

 

TESTIMONIOS

Hermana Cecilia:

Esta hermana es una fuente inagotable de recuerdos del Colegio, de la Escuela y del Instituto. La hermana Cecilia cuenta que la escuela y el colegio se fundaron al mismo tiempo. El colegio empezó a funcionar con más de 90 niñas y la escuela con 120 alumnas. En esa época las hermanas usaban hábito negro, después cambiaron al hábito que usan actualmente.

En 1984 la Escuela del Sagrado Corazón de Jesús se trasladó a Pedro León Gallo 545-Manzanal. Mientras seguía funcionando el Colegio Sagrada Corazón en calle Astorga. El objetivo de la hermana Adela Ordóñez era seguir educando a niñas de menores recursos y con ansias de conocer al Sagrado Corazón.

En el Manzanal se comenzó de cero y con ayuda de la comunidad y fundamentalmente del Centro de Padres se fueron alcanzando diferentes metas.

Lo que recuerda con más cariño la hermana Cecilia de la llegada de las hermanas a este nuevo sector de la ciudad es la acogida y cariño de la gente, estaban muy agradecidos con su presencia y su labor educativa. Fueron muy cooperadores.

 

Profesor Daniel Salas Delgado:             

Cuesta dimensionar el impacto de un colegio que lleva cien años al servicio de la comuna de Rancagua y la región de O’Higgins. Desde fuera, el Instituto Sagrado Corazón siempre fue para mí una institución de alto prestigio, reconocida por sus excelentes resultados, su formación seria, asentada en altos valores cristianos. ¿Cómo un colegio llega a los cien años? Porque este es un lugar donde existe el respeto por los demás, donde los valores son fundamentales, donde uno se siente cómodo para poder trabajar, donde se puede hablar y ser escuchado, donde existe un proyecto claro, que se centra en Dios ¿pero ¿quién es Dios, sino nosotros hechos su carne?

El Instituto Sagrado Corazón cumple hoy sus primeros cien años, pero no tengo dudas de que cumplirá otros cien si no renuncia a su esencia. Espero que otros profesores tengan la dicha de poder llegar a un lugar así, porque si bien no soy creyente, un milagro ocurrió este año: un profesor, a punto de abandonar el sistema, se reencantó con la pedagogía gracias a un proyecto educativo serio.

 

Josefa Mayor Guerrero:

Mi ingreso a este colegio se dio en kínder, a la edad de cinco años. Recuerdo, con gran nostalgia, los juegos que antes se ubicaban tras nuestra sala.

Al entrar a primero básico, nos enseñaron a leer y a escribir. Sin duda, algo que marcó mi paso por la básica fue la carpeta amarilla y la “Panchita”, muñeca que en dos ocasiones logré llevar a mi hogar, siendo durante nuestra niñez objeto de nuestro amor y esfuerzo de niñas.

En tercero básico recibimos a las niñas del Colegio Sagrado Corazón y, en consecuencia, nuestro curso quedó dividido en paralelos, los actuales 3°Medio A y 3°Medio B. Desde cuarto hasta séptimo básico, fuimos construyendo amistades y vínculos, los cuales nos ayudarían a sobrellevar la futura pandemia.

La misión de nuestro colegio ha logrado traspasar las barreras del tiempo y del espacio con un lema que llega hasta nosotras; “Amar y reparar”. Este colegio me ha formado, me ha hecho crecer y me ha dado las herramientas para conocer el mundo exterior. Estos no son sólo cien años a nivel temporal, sino que también son cien años cargados de amor, fraternidad, solidaridad y reparación.