Testimonios de vocación al diaconado

Lunes 31 de Julio del 2023
- La Escuela Diaconal Diocesana recibió a 17 candidatos al diaconado permanente, que estarán tres años y medio formándose.

 

 

 

El sábado 1 de julio comenzó a funcionar la Escuela Diaconal Diocesana, cuyo encargado es el pbro. Humberto Palma Orellana. Una segunda reunión se realizó el 22 de julio, recibiéndose a 17 candidatos al diaconado permanente de distintas parroquias de la Diócesis de Rancagua.

Ellos participarán en sesiones presenciales y virtuales; y su formación durará siete semestres de acuerdo con un plan que fue recientemente aprobado por el obispo diocesano, monseñor Guillermo Vera. 

Sobre este proceso, el padre Humberto Palma señala que ha sido muy grato para él, el gran interés que ha habido por participar en la escuela. “Además, escuchar sus testimonios de vida, para mí como sacerdote, ha sido muy edificante”, dice el padre.

Con respecto a los postulantes cuenta que tiene “una percepción muy positiva de ellos, se nota mucha honestidad en sus motivaciones, carisma y deseos de servir al Pueblo de Dios”. 

Los invitamos a conocer a estos hombres que han escuchado el llamado que les está haciendo Dios en el hoy de sus vidas.

 

TESTIMONIOS

Quiénes son y qué los motiva a consagrar su vida como diáconos nos cuentan cuatro de los participantes en la formación. 

 

Ignacio Arias Cornejo

Ignacio pertenece a la parroquia San Francisco Javier de Peralillo, es casado y tiene 2 hijas, además, trabaja en el Departamento de Educación de la Municipalidad de Peralillo como encargado de Recursos Humanos y participa en la parroquia desde niño como acólito y ahora como catequista.

Señala que son varias cosas que motivan su ingreso “pero lo principal es poder trabajar por la edificación de nuestra Iglesia (parroquia, comunidad), mostrar el rostro misericordioso de Jesús, seguir su camino y anunciar su palabra”.

Precisa que “la formación nos ayudará a conocer a Dios y a crecer en la Fe, preparándonos para trabajar mano a mano con el sacerdote y la comunidad, con un compromiso de vida, al servicio del pueblo de Dios.  Para mí y mi familia éste es un proceso maravilloso, lleno de ilusiones contando con todo el apoyo y esperando terminar con la ordenación diaconal”.

 

José Patricio Peñaloza

José Patricio es soltero y pertenece a la parroquia San Francisco Javier de Peralillo, donde presta servicio de coordinador de la catequesis parroquial. “Vivo en una de las comunidades de la parroquia y acompaño a otras comunidades también, y creo tener una buena aceptación en ellas”, señala. Además, trabaja como jefe de campo en una empresa Agrícola en Calleuque de Peralillo. 

Lo que lo motivó comenzar la formación diaconal fue, primero que nada, “responder a un llamado que vengo sintiendo hace mucho tiempo, de prestar un servicio a la Iglesia, pero de una manera más comprometida.  No es secreto la falta de vocaciones a la vida sacerdotal, y es una realidad presente en nuestra diócesis que hay sacerdotes que atienden dos parroquias. Como agente pastoral veo la necesidad de acompañar más de cerca a las comunidades, hay comunidades que tienen misa solamente una vez al mes y qué pasa si el sacerdote ese mes no puede ir… las comunidades se van apagando. Me gustaría ver que las capillas se abran, que podamos reunirnos en torno a la Palabra, a la oración, que seamos una Iglesia viva, que demos testimonio de Cristo. Y para ello creo que es necesario, para poder dar respuesta, tener una buena formación acorde a los tiempos que estamos viviendo”, enfatiza. 

Uno de los desafíos que se le presenta es “coordinar de buena manera esta nueva responsabilidad con mi trabajo, como lo he hecho hasta el momento. Gracias a Dios tengo buena aceptación en la empresa y puedo compatibilizar el trabajo, con mi familia y la parroquia”.

 

Sebastián Arancibia

Sebastián es un agente pastoral de la Parroquia Santa Ana de Rengo. En esa participación eclesial, el sacerdote le hizo ver que podría servir bien a la Iglesia a través del diaconado, invitándolo a participar en la escuela de formación. Así, aceptó el desafío de seguir a Jesús por medio de este servicio. 

Él es soltero y trabaja en la Compañía de electricidad, lo que implica que tendrá coordinar sus horarios de trabajo con sus estudios.

 

Alejandro Antonio Azúa Pérez

Alejandro pertenece a la Parroquia Sagrada Familia de Nazaret de Palmilla. Cuenta que el motivo central para comenzar su formación de diácono es que “siendo laico activo al servicio de nuestra comunidad parroquial, tanto en el consejo parroquial, ministro de comunión y liturgia, creo que debo consagrar mi servicio a Dios, a la familia y a la comunidad”.

Él está casado hace 25 años y tiene dos hijos varones de 23 y 18 años, y trabaja como ingeniero forestal. “El cargo administrativo que tengo, me permite coordinar los tiempos para la preparación, sin dejar de mencionar el apoyo familiar, que no menos importante”.

Sostiene que “para Dios nada es imposible y los tiempos los pone Él. Si es su voluntad, todo se dará según lo disponga. Sus tiempos y momentos son muy claros y debemos dejar que Él actúe”.

 

 

(recuadro)

¿Quiénes ingresaron al programa de formación diaconal?

 

Marco Soto Barraza, Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Graneros

 

Rodrigo Campos Cáceres, Parroquia Santa Ana de Rengo

 

Homero Lorca Núñez, Parroquia San Francisco Javier de Peralillo

 

Ramon Luis Donoso, Parroquia San Antonio de Padua de Chépica

 

Jimmy Gonzalez Sotelo, Parroquia Nuestra Señora Del Carmen de Graneros

 

Ignacio Arias Cornejo, Parroquia San Francisco Javier de Peralillo.

 

Sebastián Arancibia, Parroquia Santa Ana de Rengo

 

Carlos Fernando Sotelo Valdés, Parroquia Santa Ana de Rengo

 

Juan Antonio Castro Castro, Parroquia Nuestra Señora de la Merced de Coltauco.

 

Juan Vergara, Parroquia San Francisco de Asís de Placilla

 

Alejandro Antonio Azúa Pérez, Parroquia Sagrada Familia de Nazaret, Palmilla

 

Bernardo Tobar Espinoza, Parroquia Ntra. Señora de la Merced de Zuñiga

 

José Patricio Peñaloza Peñaloza, Parroquia San Francisco Javier de Peralillo

 

Héctor Eduardo González Madariaga, Parroquia Ntra. Señora de la Merced de Zuñiga

 

Gonzalo Saavedra Hernández, Parroquia San Francisco de Asís de Placilla.

 

Aldo Patricio Farías Acevedo, Parroquia Jesús Buen Pastor de Santa Cruz.