Palabras del Pastor

“Veo una Iglesia con mucha vitalidad”

- Monseñor aseveró que durante estas semanas ha visitado varias parroquias y ha visto con mucha alegría que “hay una Iglesia con deseos de vivir su fe, de salir adelante, de superar las dificultades; una Iglesia con laicos muy comprometidos”.

Monseñor, ¿Cómo han sido estas dos primeras semanas como obispo de la diócesis de Rancagua?

Estoy muy contento por la celebración hermosa que tuvimos el día 23 de julio en la Catedral (Misa de toma de posesión de la diócesis) y que pese a que no pudo asistir mucha gente, para cumplir los aforos, muchos la pudieron seguir a través de la radio y ver por las redes sociales. Fue muy emocionante vivir ese momento acompañado del Nuncio apostólico, Alberto Ortega, representante del papa Francisco y, por supuesto, de monseñor Juan Ignacio González, quien hasta ese momento había sido el administrador apostólico de Rancagua.

Una vez que asumí como obispo de Rancagua tuve la gracia de poder vivir un primer fin de semana muy intensamente, visitando las parroquias donde debían asumir nuevos párrocos. Es así como el sábado estuve en la comunidad de Santa Cruz de Tinguiririca, donde acogieron al padre Fernando Miqueles; por la tarde, estuve en la parroquia de San José Chimbarongo, donde asumió el padre Cristian Catalán. El día domingo en Cunaco y Nancagua, acompañando al padre Robinson Piña. Esa misma tarde estuve en San Fernando, donde el padre Aquiles Correa asumió la parroquia San Fernando Rey. Esos fueron mis primeros dos días en la Diócesis de Rancagua.

Luego estuve una semana en Santiago, porque después de un año y medio, los obispos de Chile nos reunimos presencialmente para elegir a la directiva de la Conferencia Episcopal. Pero ya el sábado tuve un encuentro hermoso en la parroquia de San Francisco; el domingo pude celebrar la misa en la Catedral y por la tarde fue a la parroquia Cristo Rey, para visitar también el hogar de ancianos.

A partir del lunes y martes de esta semana ya estuve en las dependencias del Obispado de Rancagua para conocer su realidad y a quienes trabajan ahí y atendiendo a quienes requieren conversar conmigo, también conversando con los vicarios, escuchando y aprendiendo de la historia de la Diócesis de Rancagua.

Han sido días de escuchar, de conocer, de ver una Iglesia muy vital, y sentir que hay muchos laicos comprometidos, con muchos deseos de trabajar. También tuve la oportunidad de encontrarme esta semana que celebramos al santo Cura de Ars con los sacerdotes en el Santuario de Pelequén y fue muy hermoso, asistieron muchos sacerdotes, ellos también después de mucho tiempo se reencontraron. Han sido días intensos, pero estoy muy contento, porque veo una Iglesia con mucha vitalidad, una Iglesia con deseos de vivir su fe, de salir adelante, de superar las dificultades.

Monseñor, ¿Cuáles serán sus prioridades en este primer tiempo, donde pondrá los énfasis este primer mes en la Diócesis de Rancagua?

En ir conociendo, escuchando y reuniéndome con los distintos equipos, consejos que existen en el obispado. Me ha impresionado ver que hay muchos laicos comprometidos, trabajando con un verdadero sentido de amor a la Iglesia; he quedado admirado de las cosas hacen con mucha creatividad, siempre buscando servir, en todos los ámbitos, en la caridad, en la catequesis, desde la cultura. Ha sido hermoso también ver la preocupación por la reconstrucción de los templos.

En este tiempo me va a corresponder escuchar. En las mañanas estaré en el obispado y por las tardes y los fines de semana visitando el mayor número de parroquias para conocer a los sacerdotes, a los agentes pastorales, a los laicos que trabajan ahí. Para ir haciéndome una idea. Ya me ha correspondido también ir a algunas fiestas patronales en la parroquia Santo Cura de Ars y en la parroquia Divino Maestro.

Ésta es una diócesis extensa, con mucha presencia de Iglesia en todas las ciudades y quiero conocer, mirar, escuchar para continuar la tarea y los proyectos que se vienen realizando. Por ejemplo, cuando se supere la pandemia, debemos retomar el Sínodo y ver cómo proyectarlo.

Monseñor, ¿Cuál es su mensaje para la Diócesis de Rancagua en este Mes de la Solidaridad?

Una invitación para hacer presente a Cristo y la preocupación del Señor por los más desamparados y tratar de hacer algo. Hay mucha necesidad material pero también de acompañamiento. Hay diversas formas de servir y llevar esperanza, son muchas las necesidades. En la Iglesia hay muchas iniciativas de caridad, me han impresionado los comedores que existen. Podemos colaborar a través de la Iglesia, a través otras instituciones que hay en la sociedad, hay muchas que buscan llevar consuelo y hacerlo con el sello cristiano, mirando a los ojos, con alegría y poniendo el corazón en lo que hacemos. En ese espíritu los invito a vivir la solidaridad no sólo en el mes de agosto, sino que siempre.