• Durante el domingo siguiente a Pascua de Resurrección en distintos sectores de la Diócesis de Rancagua, los cuasimodistas se tomaron las calles para acompañar a los sacerdotes a entregar la comunión a los enfermos.
El domingo 24 de abril en Pichilemu, una treintena de huasos, montando sus briosos corceles y al tintinear del campanillero, escoltaron a Jesús Sacramentado, que visitó y alimentó a quienes por razones de salud no pudieron comulgar en Pascua de Resurrección. Se trató de la fiesta de Cuasimodo, donde los jinetes “corren a Cristo” por las calles y caminos de tierra de la zona central del país.
De acuerdo con lo comentado por el párroco de Pichilemu, padre Claudio Fuenzalida “después de la Celebración de la Santa Misa de las 8 de la mañana en la Capilla Nuestra Señora del Carmen -en la Avenida Ortuzar-, salimos a visitar cerca de 40 enfermos del sector urbano de la Parroquia Inmaculada Concepción”.
De esta manera, al igual como se hizo en otras parroquias de la Diócesis de Rancagua se retomó el Cuasimodo, luego de dos años en que por el confinamiento de la pandemia no se pudo efectuar.
Dando cuenta de los orígenes de esta tradición religiosa, en el sector poniente de Rancagua, el padre Cristián Giadach, párroco de la P. Santa Clara, dio comienzo también a esta peregrinación con los cuasimodistas, por el sector urbano de la capital regional.
Así, con llamativos globos y banderas, con pañuelos blancos y amarillos cubriendo sus cabezas, en auto, a caballo o en bicicleta las caravanas fueron pasando por las casas de quienes no pudieron recibir el Cuerpo de Cristo en Pascua de Resurrección por encontrarse enfermos o postrados.
En Quinta de Tilcoco, también acompañando a Jesús Sacramentado, huasos a caballo y en vehículos escoltaron al padre Arulraj Christhu Nayagam, párroco de la P. Asunción de María. Ahí los cuasimodistas se dieron cita en el templo, para luego ir visitando los domicilios de los enfermos e ir entregando la comunión.
Lo mismo ocurrió en Coltauco, donde el padre Omar Canales retomó esta tradicional fiesta de “correr a Cristo”, siendo recibido con alegría y esperanza por los fieles de su sector. Sin duda, ésta es una tradición que se extrañó durante el tiempo de cuarentena.
Una semana después, esta fiesta se vivió también en Las Cabras.
Orígenes de la Fiesta
En el siglo XIX, el aumento de delincuencia rural en este periodo habría creado la urgencia de la creación de una comitiva cuya misión era acompañar y proteger de un posible ataque al sacerdote del pueblo, que iba con el cáliz llevando el Cuerpo de Cristo. Así se tomó la costumbre de que los huasos acompañan al párroco a llevar la comunión a los ancianos y enfermos que no pudieron recibirla en las celebraciones de Semana Santa.
De este modo surge la Fiesta de Cuasimodo, una celebración religiosa católica, realizada principalmente en distintas localidades del valle central, que se hace el domingo siguiente a la Pascua de Resurrección.