El pasado 4 de enero de 2022, por unanimidad, el alcalde Juan Ramón Godoy y el Concejo Municipal de Rancagua aprobaron la entrega de la medalla Santa Cruz de Triana al Padre Manuel Bahl Sack, “por la invaluable labor comunitaria que ha realizado desde la década del 60 con la comunidad de la Población La Granja”, se argumentó en la ocasión.
El padre Manuel Bahl Sack fue el primer párroco de la P. San José Obrero, atendida por la Congregación Verbo Divino, y fundador de la mayoría de las capillas que conforman la parroquia.
El padre Manuel tiene actualmente 90 años y, por motivos de salud, se encuentra viviendo desde diciembre de 2021 en la casa de reposo de la Congregación Verbo Divino en Santiago, hasta donde se trasladarán en una fecha que se definirá próximamente (de acuerdo con las condiciones sanitarias por la pandemia) el alcalde de Rancagua y parte del Concejo Municipal para hacerle entrega de la Medalla.
Por otra parte, los vecinos de la Población La Granja están reuniendo firmas para solicitar que la plaza de ese sector lleve por nombre Manuel Balh Sack, en homenaje del sacerdote. Todas estas iniciativas buscan reconocer en vida a quien hizo tanto por la comunidad local.
SU VIDA
El padre Manuel Bahl nació el 27 de junio de 1931 en San Miguel Arcángel, Argentina. El 21 de septiembre de 1957, se ordenó sacerdote de la Congregación del Verbo Divino, en Buenos Aires. En 1958 fue enviado a Chile, sirviendo en Santiago y Osorno.
Cabe señalar que el padre Manuel se inclinó desde el comienzo por el trabajo comunitario, deseando desarrollar su ministerio sacerdotal en poblaciones vulnerables y necesitadas.
El 20 de septiembre de 1968, a los 37 años, asumió funciones en la parroquia San José Obrero de La Granja en Rancagua, parroquia erigida el 19 de octubre de ese año, desmembrándola de la P. El Sagrario. En esta comunidad, el sacerdote estuvo por cerca de 30 años. En sus inicios las condiciones eran precarias: no había luminarias y sus calles eran polvorientas, además de encontrar personas con muchas carencias materiales.
Frente a esa realidad, el padre se acercó a la comunidad no sólo en un plano espiritual, sino que también -al ir creando fuertes lazos con los pobladores- pudo participar activamente en la urbanización y construcción de la población. Sería este nuevo trato con los más pobres el que le preparó el terreno para comenzar su trabajo evangelizador.
“La gente me ayudó mucho, porque al día siguiente de llegado tuve que atender a un enfermo. Acá en La Granja no había veredas, nada, todo era de tierra y se me ocurrió poner solera y pastelones, y comenzamos la tarea de hacer veredas. Entonces me fui a Obras en la municipalidad, mandaron un topógrafo y máquinas para emparejar”, declaró en una entrevista realizada al diario El Rancagüino, en julio de 2021.
La primera obra de urbanización fue colocación de soleras, después las veredas, rebajar calles, rellenar otras y construirlas donde sólo había polvo. Fue el padre Manuel quien realizó los trabajos de urbanización con sus propias manos. En un principio debió trabajar solo porque nadie creía que las locas ideas de este sacerdote pudieran concretarse. Después de las soleras, se instalaron las luminarias y así se fueron cumpliendo los desafíos, a los cuales se sumó el asegurar una vivienda a la gente más necesitada de la comunidad, para ello construyó la Villa Verbo Divino, donde existen 18 casas. También hay otros sectores donde compraban terrenos y hacían de 5 a 6 casas.
En esa época, no sólo la comunidad donde había llegado a ejercer su misión evangelizadora se encontraba en condiciones precarias, sino también el templo que lo recibió, pues no tenía cielo y el piso de éste como de las oficinas era de tierra, por lo que su mejoramiento fue una tarea ardua.
Al mismo tiempo, el padre Manuel fue formador de diversas comunidades parroquiales, entre ellas, en Población Dintrans (Sagrado Corazón de Jesús), Óscar Bonilla, Rancagua Sur (Verbo Divino), Isabel Riquelme, Centenario, Manzanal (Espíritu Santo), Las Rozas y Santa Julia, Siete Puentes y Lo Conty, donde pobladores, colegios y juntas de vecinos dan testimonio de sus notables servicios prestados a la comunidad.
En 1998 el Padre Manuel fue trasladado a Santiago, al Seminario de la Congregación y su partida dejó una huella imborrable, pues se le reconocen todos los años en que trabajó en beneficio de los más pobres y marginados, dejando de lado diferencias religiosas, políticas y sociales. Estos hechos fundamentaron la iniciativa de concederle la nacionalidad por especial gracia en el año 1997; y recibir este año la Medalla Santa Cruz de Triana.
TESTIMONIOS
Frente a la noticia del reconocimiento que la Municipalidad de Rancagua entregará al padre Manuel Balh, muchas personas expresaron su agradecimiento al padre a través de facebook.
Graciela Agurto:
“Se merece esto y mucho más por lo que ha hecho en las poblaciones de Rancagua. Son muchas las personas que le agradecen su labor en la lglesia y también por las casas que construyó en Rancagua. Él trabajó a la par con la gente aquí en la Oscar Bonilla. Se le quiere y se agrade”.
Albina Suazo:
“Gracias Señor por tan lindo reconocimiento a un cura que luchó por los pobres”.
Leonor Molina Salgado:
“Se lo merece por su gran labor, especialmente en la población manzanal y la gran Iglesia que construyó”.
“Excelente noticia, no sólo para La Granja, también en Isabel Riquelme, Rancagua Sur, Manzanal, y otras poblaciones. ¡Qué bueno que se le haga un homenaje en vida!”
Graciela Poblete:
“Que lindo!! Se lo merece. Es el cura más querido de la comunidad Manzanal, La Granja, Rancagua Sur”.