Palabras del Pastor

Obispo de Rancagua nos anima a vivir la Navidad con fe y esperanza

Queridos amigos y amigas de la Región de O’Higgins:

 

La Navidad es un acontecimiento único de la historia.  Para los que tenemos el don de la fe, ese niño que nació en Belén es hombre verdadero y Dios verdadero, que a los 30 años es bautizado por Juan en el río Jordán y que, durante tres años, anuncia el Reino de Dios, predica el amor a Dios, su padre, y la necesidad de amarnos los unos a los otros, como hermanos, que es lo que llamamos el Reino de Dios.

En Jesús se cumplen las promesas de Dios. Todo lo que sucede obedece a la voluntad de Dios. El censo lleva a María y a José hacia Belén, la ciudad de David, donde tenía  que nacer el Mesías. Así se cumple lo anunciado por los profetas. Dios guía la historia hacia su plenitud.

Jesús nace pobre: unos padres peregrinos, una pequeña aldea, sin sitio en la posada, unos pastores como primeros testigos. Estos datos anticipan una constante a lo largo de toda su vida: los pobres, los pequeños, los últimos son los preferidos de Dios. El relato insiste en este dato: Dios se hace hombre en la pobreza y debilidad.

En Jesús, el Dios de los pobres se hace pobre, el Dios de la promesa da su vida para cumplirla, el Dios de la esperanza nos da para siempre la confianza en el amor y en su infinita misericordia.

 

Este año, desde el 8 de diciembre de 2015 hasta el 26 de noviembre del 2016, el Papa Francisco nos ha convocado a celebrar el Año Jubilar de la Misericordia,  invitándonos “para vivir en la vida de cada día la misericordia que desde siempre el Padre dispensa hacia nosotros” y que en esta  Navidad, se  expresa en el regalo de su Hijo único Jesucristo, a toda la humanidad.  El Papa Francisco nos urge a  “abrir nuestro corazón a la misericordia, al perdón…”

 

Que esta Nochebuena Jesús encuentre nuestro corazón creyente, dispuesto a seguirlo y nos conceda la abundancia de su  gracia para que “se convierta en el eco de la Palabra de Dios que resuena fuerte y decidida como palabra y gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Nunca se canse de ofrecer misericordia y sea siempre paciente en el confortar y perdonar.” (Misericordiae Vultus)

 

¡Dios los bendiga y feliz Navidad y un esperanzador 2016 para todos!

 

+Alejandro Goic Karmelic

Obispo de Rancagua