Palabras del Pastor

La Inmaculada Concepción de María

- Monseñor Alejandro Goic Karmelic enfatizó escuchar a Jesús y tratar de vivir como Él es el mejor regalo que le podemos hacer a la Santa Madre.

Monseñor, ¿Cuál es la importancia de la Inmaculada Concepción, que se celebra el próximo 8 de diciembre?

La fiesta de la Inmaculada Concepción tiene una larga historia y una gran tradición en todo el mundo cristiano y, especialmente, en nuestro país. Celebrar a la madre de Jesús es una expresión de amor a la Virgen. Aquella mujer excepcional que Dios escogió para que de ella naciera su hijo divino, en Belén: Jesucristo. Por lo tanto, en muchas partes del mundo hay santuarios en honor a la Inmaculada Concepción. Ello significa que ella por una gracia especial, por elección divina, nunca tuvo pecado de ninguna naturaleza. El ángel la saluda diciendo: ‘llena eres de gracia’. Todos los seres humanos tenemos pecados, que podemos ir superando, en el caso de María ella no tiene pecado. Por eso, como ella cumplió una misión fundamental en la historia de la salvación, fue la que nos trajo a Jesús, el hijo de Dios, el pueblo cristiano la venera, no es como otras religiones cristianas dicen que la adoramos, sólo a Dios se adora. A la Virgen le prestamos un culto especial de veneración, porque ella en la historia humana tuvo un papel fundamental, traer al hijo de Dios. Por eso la celebramos, amamos y hacemos presente este amor en los diferentes santuarios que existen en nuestro país.

 

Monseñor, ¿Cuál debería ser la actitud de los católicos frente a esta solemnidad?

En el caso particular de la diócesis de Rancagua existen dos lugares de mucha devoción: el  Santuario de La Compañía y en el Santuario de Puquillay, de la Parroquia de Nancagua. En esos dos lugares acuden peregrinos no sólo de Rancagua y sus alrededores sino también de otras regiones del país, como una expresión de amor, cariño y gratitud a la Virgen María. También en todas las parroquias de la diócesis. Creo que el mejor homenaje que podemos hacerle a María es realizar lo que ella nos pidió en el Evangelio: ‘hagan todo lo que mi hijo les dice’.  Por lo tanto, escuchar a Jesús, tratar de vivir lo que Jesús nos enseñó, es el  mejor regalo que le podemos hacer a la Santa Madre, que desde el cielo nos protege y que quiere que seamos felices escuchando a su hijo divino y tratando de cumplir su palabra. Ella nos invita a amar y preocuparnos del prójimo, especialmente de los más vulnerables, como son los ancianos, los enfermos y los niños abandonados. En este espíritu deseo a toda la comunidad una feliz fiesta de la Inmaculada Concepción.