Hermanos y Hermanas:
Dios existe, vamos a Él, es fuente de vida y de verdadera paz. Los que creemos, vayamos más al Señor, tratémosle con cariño en la oración, encontrémonos con Él en la Santa Misa, sepamos descubrirlo vivo en los hermanos, en la creación y en los acontecimientos de la vida.
Vamos a Él, que nos invita a una mayor intimidad y nos dice en su palabra: déjame ver tu rostro déjame oír tu voz. Vamos al Señor y tendremos la experiencia de un Dios vivo que ama, acoge, sana, da fuerzas. Quizá nuestro error es que no siempre nos hacemos tiempo para ir, para estar más con el Señor y así vivimos en orfandad.
Hoy estamos todos en peligro de vivir como si Dios no existiera: parece muy alejado de la vida actual. Pero Dios tiene mil maneras, para cada uno la suya, de hacerse presente en el alma, de mostrar que existe y que me conoce y ama. Qué gozo para el creyente cuando en medio de las noches oscuras de la vida, vislumbra una luz de esperanza, o en aquellos momentos que en medio de frías tinieblas siente que el corazón tiene un calor que nos sabe explicar, o que en el gozo de una fiesta experimenta ese sentimiento de saberse hijo, de que no camina por un destino incierto, sino que está en las manos de Alguien, eso es que Dios es real, Dios existe, es lo que con gozo afirmamos los creyentes.
Benedicto XVI cuando visitó Brasil decía: “¿Qué es lo real?, son realidad sólo los bienes materiales, los problemas sociales, económicos y políticos’, aquí está precisamente el gran error de las tendencias dominantes en el último siglo, error destructivo, como demuestran los resultados tanto de los sistemas marxistas como incluso de los capitalistas. Falsifican el concepto de realidad con la amputación de la realidad fundante y por esto decisiva que es Dios. Quien excluye a Dios de su horizonte falsifica el concepto de realidad y, en consecuencia, sólo, puede terminar en caminos equivocados y con recetas destructivas”.
Qué bien le hace a un mundo tantas veces asustado, el ver el testimonio de creyentes que saben fundar su vida en la certeza de un Dios que nos ama, de creyentes que saben bendecir tanto en la dificultad como en el gozo, de hombres y mujeres que incluso cuando están sumergidos en la noche del dolor, mantiene la confianza. Sí, éste es el gran aporte que el mundo necesita de los que decimos creer, éste es el aporte que a diario hemos de poder brindar, para que los hombres y mujeres puedan encontrar el verdadero sentido a sus vidas.
Dios les bendiga
+ Guillermo Vera Soto
Obispo de Rancagua