Palabras del Pastor

Feliz Día de las Madres

Mensaje Obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera Soto por Día de la Madre

Queridos hermanos y hermanas: Hoy es un domingo especial, un domingo que huele a familia, que huele a hogar. Todos volvemos la mirada agradecida a aquella que primero supo que en su seno se agitaba una nueva vida, la tuya, la mía.
Hoy damos las gracias a aquella mujer que, junto a su esposo en la mayoría de los casos, y en no pocos sola, supo acoger a una nueva creatura que débil, necesitaba del alimento y los cuidados de aquella para quien ya nunca la vida sería la misma porque tenía un hijo por el cual desvivirse. De ahí en adelante, alegrías al verle crecer, preocupación en los días de enfermedad, oración suplicando cuidados y bendición para el fruto de sus entrañas.

Al igual que el ángel de la guarda día y noche sus pensamientos, miradas y desvelos estarán pendientes del hijo, que a veces crece, sin dar todo el mérito a los cuidados maternales. Por eso hoy es justo detenernos y mirar con cariño agradecido, abrazar con emoción y en tantos casos recordar con lágrimas y con la plegaria a la Madre en su día. En la Sagrada Escritura tenemos ejemplos de mujeres fuertes y valientes que con su vida colaboraron al bien del Pueblo de Dios y de toda la Historia de la Salvación.

Hoy, en nuestra sociedad, vemos como la mujer ha alcanzado, fruto de su inteligencia y perseverancia, espacios en los cuales ha mostrado todo lo que es capaz. Con todo, creo que es bueno no olvidar que hay un espacio, un lugar en la sociedad de la cual la mujer no puede excluirse y es precisamente el hecho de su maternidad. La mujer madre, da vida, acompaña con su ternura, forma al hombre y la mujer del mañana, enseña la grandeza del amor que se entrega. “No hay amor más grande que dar la vida” nos enseña Jesús, y esto es precisamente lo que hace cada mujer madre.

Hoy la sociedad, que valora el aporte de la mujer en tantos campos, ha de velar por dar las posibilidades para que, teniendo acceso al trabajo en las distintas disciplinas de éste, ella -sin embargo- no deje lado lo que sólo ella puede ser: Madre. Que la Madre es importante en la vida de las personas, qué duda cabe.

El mismo Dios hecho hombre, Jesús el Señor, quiso tener la suya y la tiene ahora muy cerca suyo allá en el cielo. ¡Feliz día Mamás, y gracias por serlo! Que Dios los bendiga + Guillermo Vera Soto Obispo de Rancagua