Queridos hermanos y hermanas:
Estamos pronto a celebrar Semana Santa. En esa semana donde vamos a revivir y hacer presente el misterio pascual de nuestro Señor Jesucristo. El misterio pascual de la muerte, pasión y resurrección del Señor, la Iglesia lo comienza a celebrar la noche del Jueves Santo, con la misa de la cena del señor, donde recordamos la institución de la Eucaristía y el Sacerdocio, a partir de ese momento seguiremos los pasos de Jesús, de su noche de agonía, de estar preso, de los azotes y continuaremos después esperando el momento glorioso de la resurrección.
El Jueves Santo, este es un momento tan importante, de tanta intimidad del Señor, donde en la cena, a la cual ha convocado a sus amigos, a los apóstoles, les entrega el misterio de su cuerpo y de su sangre, que ellos han de celebrar. Jesús les dirá cuando quieran acordarse de mí hagan esto. En esa noche, el Señor junto con la Eucaristía, instituye también el misterio sacerdotal.
Es por eso que días previos a estos acontecimientos, la Iglesia invita cada año a los creyentes a que nos podamos reunir junto al altar del Señor, en la iglesia catedral en lo que llamamos la Misa Crismal. Ese día, todo el pueblo de Dios del cual nosotros formamos parte de estamos convocados, ahí está el obispo, acompañado de sus sacerdotes, religiosos, religiosas, diáconos y ustedes hermanos y hermanas, es un momento hermoso de oración, de vida de Iglesia y es a esa celebración que quiero invitarlos en esta oportunidad.
En la Diócesis de la Santa Cruz de Rancagua celebraremos la Misa Crismal el 31 de marzo, a las 19 horas, a esa hora están todos invitados a la Catedral a que acompañen a sus sacerdotes. A esos sacerdotes que están en la parroquia, que has conocido a lo largo de tu vida, y que han sido tus pastores, que te han acompañado en tu vida espiritual y te han alimentado en tu fe. Ese día necesitamos contar con el apoyo y la oración de ustedes. Ese día delante de ustedes, delante del obispo, los sacerdotes van a renovar sus promesas sacerdotales, esa convicción de querer servir al Señor y de querer servirles a ustedes, como ministros del Señor, como pastores del pueblo de Dios. También ese día, el obispo le pide a sus sacerdotes y a todos ustedes, hermanos y hermanas, que oren por él, que oren por mí, porque necesito de esa gracia y auxilio del Señor para cumplir la misión que Él me ha encomendado. Sintámonos entonces Pueblo de Dios, una Iglesia viva, una Iglesia que camina junta, los pastores junto a sus hermanos, laicos y laicas, todos juntos tras las huellas del Señor.
En este tiempo en el cual se nos invita precisamente a eso, a caminar sinodalmente, a caminar todos juntos, a sentirnos todos responsable de la vida de la Iglesia. Por eso que es importante que ustedes acompañen, a sus pastores, con su cercanía, con su cariño y su oración para que nosotros podamos ser muy fieles a Dios y a ustedes también. Que podamos vivir aquello que reza el Salmo: “Señor que por mi causa no queden defraudados los que esperan en ti”; y para eso, para no defraudarlos necesitamos de ustedes de su oración, de su apoyo.
El viernes 31 de marzo, siéntanse convocados a la Iglesia Catedral, que sus sacerdotes sientan esa cercanía y cariño de ustedes, como capilla, como comunidad parroquial, como movimiento están todos convocados y ahí comencemos como pueblo de Dios, como iglesia diocesana a vivir estas fiestas pascuales esta Semana Santa que ya se acerca, que todos nos sintamos invitados a participar de la Misa Crismal en este año 2023.
+ Guillermo Vera Soto
Obispo de Rancagua