Palabras del Pastor

Obispo Juan Ignacio González llama a seguir siendo generosos

- El administrador apostólico de Rancagua hizo un recuento de los aportes concretos realizados por la Iglesia para ir en ayuda de quienes lo están pasando mal, debido a la pandemia y sus consecuencias.

Monseñor, desde el comienzo de la pandemia, la Iglesia mostró su preocupación por la situación en el país, ¿Cuáles han sido las acciones concretas y reales que ha realizado la Iglesia para ir en ayuda de las personas?

Está dentro de la misión de la Iglesia servir a las personas. Nuestro primer servicio ha sido orar y estar cerca de los que sufren, que son las personas más amadas por el Señor. En este caso, este sufrimiento se manifestó de forma muy fuerte en la cantidad de personas afectadas por el Covid-19 y las consecuencias de éste. Por ello, a partir de marzo-abril, pusimos en marcha una gran campaña, que ya todos conocen, “Cinco panes y dos peces”, que ha concluido su primera etapa en la Diócesis de Rancagua y que es un signo de la vigencia, en nuestra diócesis, de la caridad y solidaridad, que son dos principios  esenciales de la Doctrina Social de la Iglesia. Con este esfuerzo a nivel central de la iglesia diocesana hemos llegado a cerca de  tres mil familias, de todas las parroquias. Adicionalmente, cada parroquia ha realizado sus propias campañas para ir en ayuda de las personas. Además, hemos puesto a disposición dos de nuestras casas de retiro para personas contagiadas con Covid o que hayan necesitado realizar cuarentena. También se realizó un proyecto muy importante de reparto de ropa nueva de alta calidad y hemos conseguido recursos para ir en ayuda de las ollas comunes. Son una serie de acciones que se explican porque hay algo superior, que es el amor a Dios. 

Por otra parte, si realizamos un cálculo económico, son poco más de 490 millones de pesos en alimentos, ropa y atención a las personas que lo necesitan. Hemos dado una especial atención a los migrantes, a las parroquias que se encuentran en las periferias y del mundo urbano, que muchas veces no tienen a quién recurrir.

Desde el punto de vista espiritual y humano, agradezco, primero a Dios, y a todos por sus aportes. Ésta es una Iglesia viva, que ha pasado momentos difíciles, como cualquier institución, que tiene una parte humana, que somos nosotros y que fallamos, pero es una Iglesia que muestra el rostro más doliente, que es estar, como el Señor, con los más pobres y necesitados. En ese sentido, estamos muy contentos y enfatizar que este es el estilo de vida que lleva un cristiano, dedicado a los demás. Muchas personas se han privado de cosas necesarias para ayudar a otros. Agradezco de forma especial a Caritas diocesana y a todos los párrocos y Ayudas Fraternas de las parroquias, por el tremendo esfuerzo que han realizado e invitarnos a no bajar los brazos, porque esta pandemia y sus consecuencias van a continuar por muchos meses más.

Monseñor, ¿Cómo va a seguir ayudando la Iglesia a las personas en los próximos meses?

Ya iniciamos la segunda etapa de la campaña “Cinco panes y dos peces”, y ésta tiene por objetivo llegar a otras cinco mil familias que siguen necesitadas de las diócesis de Rancagua y San Bernardo. Esta vez con una caja un poco diferente, pero también muy importante. Además, hemos iniciado un trabajo de apoyo a las ollas comunes de las dos diócesis. En el caso de Rancagua, firmamos un convenio con el Gobierno Regional, el cual nos asignó una cantidad importante de dinero para alimentos para las ollas comunes. Este convenio ya se firmó y desde este mes se están distribuyendo los alimentos en las ollas que hemos identificado. Que nadie baje la guardia. Cuando llegan momentos de dificultad para un país, como todos los procesos sociales, tienen una duración y momentos de diferentes intensidades. Llamo a que nadie se quede dormido. Al mismo tiempo, quiero agradecer al Gobierno Regional, especialmente a la Intendenta, señora Rebeca Cofré, y a todos los consejeros regionales, que hicieron posible este aporte, y disponernos a estar atentos a las ollas comunes y a los lugares de alimentación.

Monseñor, ¿Cuál es su mensaje para los católicos en estos momentos?

Hago un llamado a todos a meterse la mano al bolsillo, hay que dar hasta que duela, que cada uno escoja donde quiere ayudar: a Caritas, a su parroquia, a otra institución. Que cada uno decida dónde ayudar, pero hay que hacerlo. Llamo a todos a seguir siendo generosos como nos enseñó el Señor, que se dio hasta la muerte, y nuestros grandes santos, como el padre Alberto Hurtado.